Bulla pulmonar
Radiología de quistes pulmonares
Una ampolla pulmonar es una pequeña acumulación de aire entre el pulmón y la superficie exterior del mismo (pleura visceral) que suele encontrarse en el lóbulo superior del pulmón. Cuando una ampolla se rompe, el aire se escapa a la cavidad torácica y provoca un neumotórax (aire entre el pulmón y la cavidad torácica) que puede provocar un colapso pulmonar. Si las ampollas aumentan de tamaño o se juntan para formar un quiste más grande, se denominan bullas. A menos que se produzca un neumotórax o que la bulla sea muy grande, no suele haber síntomas. Los pacientes con bullas suelen tener enfisema.
Antes de la intervención, los pacientes son intubados. Los pacientes con enfisema suelen someterse a un procedimiento de broncoscopia antes de colocar el tubo endotraqueal. A los pacientes con enfisema subyacente se les coloca un catéter epidural antes de la cirugía y, a veces, durante el procedimiento.
La operación de resección de la ampolla puede realizarse mediante minitoracotomía o toracoscopia. La intervención se realiza con anestesia general mediante un tubo endotraqueal especial que permite colapsar intencionadamente el pulmón que se opera.
Radiopedia Bulla
El enfisema bulloso gigante (EGB), denominado síndrome de desaparición pulmonar como síndrome clínico, fue descrito por primera vez por Burke en 1937 (1). Cincuenta años después, Roberts et al. establecieron los criterios radiográficos de este síndrome como la presencia de bullas gigantes en uno o ambos lóbulos superiores que ocupan al menos un tercio del hemitórax y comprimen el parénquima normal circundante (2). Las bullas enfisematosas relacionadas con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) son el tipo más común que conduce a la EGB (3). Con la progresión de la EPOC, la obstrucción aumenta en gravedad y acaba siendo irreversible. Cuando la bulla gigante ocupa todo el hemitórax, y el pulmón restante ha estado colapsado durante un largo periodo, es difícil predecir el resultado postoperatorio de una bullectomía, y aumenta enormemente los riesgos de la cirugía. La bullectomía quirúrgica es una opción de tratamiento válida para los pacientes con EGB (4), mientras que la bullectomía con EPOC en fase terminal se ha notificado muy raramente. Presentamos un caso de un paciente con una función pulmonar gravemente deteriorada que se sometió a una bullectomía con éxito y que actualmente no presenta síntomas residuales.
¿Pueden desaparecer las bullas pulmonares?
Las bullas enfisematosas que contienen líquido son una complicación de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica de la que se informa poco. El papel de la broncoscopia en la evaluación y de los antibióticos en el tratamiento no está definido.
La edad media de presentación fue de 58 años y la duración media del seguimiento fue de 60 semanas. Un tercio de los pacientes eran asintomáticos, mientras que dos tercios presentaban síntomas, incluyendo un 10% que tenía evidencia de una infección pulmonar grave. Se cultivaron Staphylococcus aureus resistentes a la meticilina, Pseudomonas aeruginosa y Bacteroides melaninogenicus a partir del líquido de las bullas en tres pacientes sintomáticos. Los cultivos de esputo y sangre no fueron informativos. La broncoscopia, realizada en dos tercios de los casos, no aportó información diagnóstica. El tratamiento con antibióticos no dio lugar a una resolución más rápida del nivel de líquido aéreo. El drenaje percutáneo fue seguro y eficaz en cuatro pacientes.
En conclusión, los pacientes con bullas que contienen líquido presentan un espectro de enfermedades. El tratamiento antibiótico no acelera la resolución radiográfica y la broncoscopia no tiene ninguna función diagnóstica ni terapéutica.
Causas de las bullas pulmonares
ResumenSe presentan las historias de cuatro hombres con múltiples bullas pulmonares de gran tamaño en la zona superior, pero con un parénquima pulmonar relativamente conservado. Cada uno de ellos tenía un historial de exposición significativa a la marihuana. En tres de los cuatro casos la carga de tabaco había sido relativamente pequeña, lo que sugiere un posible papel causal de la marihuana en la patogénesis de este patrón inusual de enfisema bulloso.
Los fumadores habituales de marihuana experimentan más tos, esputo y sibilancias que los no fumadores y niveles de síntomas similares a los de los fumadores de tabaco. Se ha informado de que de tres a cuatro «porros» de marihuana al día producen tantos síntomas como una media de 22 cigarrillos de tabaco.7 Los efectos fisiológicos de la marihuana en términos de anomalías de la función pulmonar se producen predominantemente en las vías respiratorias grandes, produciendo una obstrucción medible de las vías respiratorias que vuelve a la normalidad si el hábito de fumar es de corta duración. En un estudio longitudinal norteamericano8 el efecto de fumar marihuana tanto en el FEV1 como en el Vmax50 fue significativamente deletéreo y al menos equivalente, si no mayor, que el de fumar tabaco. El efecto es menos medible que el del tabaco en las vías respiratorias periféricas y en los alvéolos, pero las dos sustancias utilizadas simultáneamente tienen un efecto aditivo7.